Voluntariado y Formación19/06/2025

Isidre, el corazón voluntario transforma vidas

En un mundo donde la prisa y la indiferencia parecen ganar terreno, hay personas como Isidre Nosas que deciden detenerse, mirar a su alrededor y actuar. Voluntario incansable de Cáritas en Terrassa desde hace más de dos décadas, en los últimos años está colaborando con el proyecto «Escuelas con Corazón. Sensibilización e iniciación al voluntariado», una iniciativa que lleva la acción social a las aulas para sembrar conciencia y solidaridad entre los más jóvenes y promover que las nuevas generaciones se impliquen en hacer voluntariado.

Un compromiso que nace de la parroquia

Isidre comenzó su camino en Cáritas vinculado a su parroquia. Lo que empezó como una ayuda puntual se convirtió en una vocación de vida. Explica que “siempre había tenido la inquietud de ayudar a las personas que más lo necesitan”. Su implicación fue creciendo hasta convertirse en responsable del grupo de alimentos de su parroquia y, más tarde, en uno de los impulsores del proyecto educativo junto a otras personas voluntarias.

Escuelas con Corazón: sembrando valores en las aulas

El proyecto Escuelas con Corazón nace con un objetivo claro: acercar la realidad social a los jóvenes y despertar en ellos el deseo de construir un mundo más justo. Isidre y otros voluntarios visitan escuelas e institutos para explicar qué hace Cáritas y cómo cada persona puede marcar la diferencia. “Lo primero que sorprende es que todo el mundo ha oído hablar de Cáritas, pero no saben todo lo que hacemos”, comenta.

Cáritas trabaja en profundidad con las personas, acompañándolas en procesos de inclusión, orientación y dignidad, atendiendo todos los ámbitos que engloban a la persona: necesidades básicas, vivienda, trabajo, salud… Isidre afirma «Creo que hace un trabajo que no se valora justamente; la sociedad sólo ve lo que se ve más: alimentos y ropa, pero hay».

Jóvenes que responden con el corazón

Contrario a la creencia de que la juventud está desconectada de la realidad social, Isidre ha comprobado lo contrario: «Los jóvenes son muy sensibles a las cuestiones de justicia social». En sus visitas a centros educativos con el proyecto de Escuelas con Corazón, ha ayudado estudiantes a fabricar corazones de fieltro, pulseras y otros objetos que luego entregan a personas mayores en residencias u hospitales. Transmite emoción cuando habla del momento en que «ves la cara de satisfacción que tienen al hacerlo, aunque al principio no se sientan implicados».

Un voluntariado que transforma a quien da y a quien recibe

El impacto del voluntariado no solo se mide en quienes reciben ayuda, sino también en quienes la ofrecen. En este sentido, Isidre destaca el valor humano del equipo de Cáritas: “Los voluntarios de Cáritas son unas personas fantásticas, con una inmensa capacidad de comunicación y que te hacen sentir que todo es posible”.

Además, subraya la importancia de escuchar y acompañar sin prejuicios. Muchas personas que han superado situaciones difíciles vuelven para agradecer: “Muchas veces es el único sitio donde se las ha escuchado”.

Una invitación abierta a sumar corazones

Isidre lanza un mensaje claro a quienes sienten el deseo de ayudar: “Invito a todo el mundo que tenga inquietudes o ganas de hacer algo que venir a Cáritas. Verán que es más fácil de lo que parece y que el ambiente es fantástico”.

Su testimonio es un recordatorio de que el cambio empieza por uno mismo, y que con pequeños gestos —como los que nacen en las aulas gracias a Escuelas con Corazón— se puede construir una sociedad más humana y solidaria.

 

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