Santi, el voluntariado que devuelve dignidad y esperanza
En un rincón de Montcada i Reixac, Santi Royo dedica su tiempo a algo que va mucho más allá de repartir alimentos: devuelve dignidad. Voluntario de Cáritas Diocesana de Terrassa, participa activamente en programas de alfabetización y el proyecto de ayuda a necesidades básicas a través de tarjetas monedero que permite a personas en situación de vulnerabilidad comprar en comercios de proximidad como cualquier otro vecino de Moncada.
Una ayuda que respeta la libertad y la dignidad
Santi lo tiene claro: ayudar no es sólo dar, es acompañar. «Es una tarjeta que la puede llevar cualquier persona, y allí no hay distintivo alguno. La persona compra, paga, y nadie sabe nada». Este sistema sustituye o complementa la entrega directa de alimentos por una tarjeta que permite a las personas comprar lo que realmente necesitan, sin etiquetas ni estigmas.
Además, se fomenta el comercio local, ya que las compras se realizan en tiendas del barrio. «Esta economía digna de barrio, de pueblo, esa economía circular funciona muy bien», explica Santi, destacando el impacto positivo en la comunidad.
Más que alimentos, vínculos humanos
El proyecto no se limita a la entrega de tarjetas. Los voluntarios, como Santi, se toman el tiempo de hablar con cada persona, conocer su situación y ofrecer apoyo emocional. «Hay gente que quizá no ha hablado con nadie en dos o tres días. Nosotros estamos con ellos, les escuchamos, les decimos por su nombre».
Este acompañamiento crea lazos que van más allá de la ayuda material. En muchos casos, también se les orienta para realizar un currículum o acceder a otros recursos. Afirma que «es una forma de crear vínculo, no sólo de dar una tarjeta».
Un voluntariado no deja indiferente
Santi no duda en afirmar que ser voluntario le ha cambiado la vida. «Yo soy quien da las gracias a Cáritas por dejarme hacer esta tarea». Para él, colaborar con Cáritas es un privilegio, una oportunidad de crecer como persona y romper con la visión egoísta que a veces domina nuestra sociedad.
«Recibirá mil veces más de lo que va a dar», asegura, animando a quienes se estén planteando dar el paso de ser voluntario. Porque, como él dice, lo que se recibe es «una maravilla».
Una mirada que ve personas, no estatus
Lo que más valora Santi de Cáritas es la forma de mirar a las personas. «En Cáritas no se mira el estatus, ni el origen. Todos somos iguales». Esta filosofía es la que le llevó a implicarse desde el primer día y la que le mantiene activo en diferentes programas, desde la alfabetización hasta la distribución de tarjetas.
Su testimonio es un recordatorio de que la verdadera ayuda no humilla, sino que empodera. La solidaridad es justicia y, a veces, lo más transformador no es lo que damos, sino cómo lo damos.