Sirsa i Càritas: Una alianza que transforma vidas y empresas
En un contexto donde la inclusión laboral es más necesaria que nunca, la colaboración entre la empresa de servicios Sirsa y Cáritas Diocesana de Terrassa se ha convertido en un ejemplo inspirador de cómo el compromiso social puede generar valor tanto humano como empresarial. Cuatro voces desde dentro de Sirsa nos relatan cómo esta alianza ha impactado en sus vidas y en la cultura de la empresa.
La visión empresarial con alma social
David García, manager de recursos humanos de Sirsa en Granollers, destaca el valor estratégico de colaborar con Cáritas desde 2021. Para él, esta relación no solo mejora la imagen corporativa, sino que también tiene un retorno tangible: “Colaborar con Cáritas supone un retorno directo para la cuenta de resultados”, afirma. Además, subraya que esta implicación va más allá de una donación: “No es únicamente dar un donativo, sino implicarse realmente”.
García recomienda a otras empresas abrirse a este tipo de colaboraciones, no solo por responsabilidad social, sino por coherencia con un entorno cada vez más consciente: “Debemos salir de la visión cuantitativa y mirar desde un punto de vista más amplio”.
Recursos humanos con propósito
Desde el área de selección, María Gaona explica cómo Sirsa integra a personas en situación de vulnerabilidad a través de prácticas laborales. Una vez contratados estos trabajadores, no existe ninguna diferencia de rendimiento con sus compañeros. Gaona incluso valora muy positivamente que se han formado por la propia empresa. Para ella, el proceso no solo cubre vacantes, sino que genera un impacto positivo: “Aporta satisfacción poder ayudar a los demás y colaborar con Cáritas”.
El contacto previo durante las prácticas permite conocer mejor a los candidatos y tomar decisiones más acertadas: “Es beneficioso porque conoces a las personas antes de contratarlas”.
Formar para transformar
Como gestora de servicios de Sirsa, Nieves Costumero vive de cerca el proceso de aprendizaje de los participantes. “Desde el primer día ves las ganas que tienen de aprender y prosperar”, afirma. La formación incluye teoría, práctica y acompañamiento, adaptándose incluso a barreras como el idioma o la alfabetización.
Costumero destaca la importancia de adaptar los horarios y centros a las necesidades personales de los participantes: “Los acomodamos según la necesidad de cada persona”. Y concluye con orgullo: “Me enorgullece más una persona que tenga ganas de trabajar que cualquier otra cosa”.
Sembrar oportunidades, recoger gratitud
Sara Carceller, adjunta a dirección de operaciones de Sirsa, lleva años liderando formaciones con Cáritas. Su enfoque es claro: “Lo hacemos de forma amena para que todos nos entiendan y se sientan cómodos”. Gracias a esta metodología, Sirsa logra integrar un 30% de los participantes de los cursos de formación laboral de Cáritas en su plantilla cada año.
Carceller recuerda con emoción el caso de una mujer que, tras una formación ejemplar, no pudo ser contratada por problemas administrativos: “Era una trabajadora como pocas, siempre con una sonrisa y con interés”. A pesar de los obstáculos, la experiencia le deja una profunda satisfacción: “Nos sentimos superrealizadas porque ayudamos a alguien que esta noche podrá decir ‘voy a empezar a trabajar’”.
Sirsa y Cáritas demuestran que la inclusión laboral no es solo una cuestión de responsabilidad, sino una oportunidad para construir empresas más humanas, eficientes y comprometidas. Una alianza que no solo cambia vidas, sino que también transforma la forma de hacer empresa.