Tiende la mano e implícate
Cuando menos podíamos tocarnos, más hemos puesto en juego nuestras manos
La situación que estamos viviendo ha puesto en crisis muchas certezas y ha convulsionado el mundo. Nos ha unido en la vulnerabilidad, en el dolor de la pérdida, en la enfermedad y en el miedo… Pero también nos ha unido en la solidaridad, en la generosidad, en la valoración y agradecimiento al otro. Y Cáritas es testigo de excepción de este movimiento.
Hemos visto el mundo desde nuestro balcón. Hemos cambiado el mundo desde nuestra ventana, despertando esperanzas, regalando sonrisas y ofreciéndonos para cuidarnos… Cuando menos podíamos tocarnos, más hemos puesto en juego nuestras manos, unas manos que han sabido acariciar sin roce, cuidar sin tacto, amar sin abrazar.
Solemos dar por hecho que todo lo que recibimos y tenemos lo merecemos, ya sea por nuestro dinero, nuestro trabajo, o simplemente porque creemos que tenemos derecho sobre ello. Esta crisis nos ha dado la oportunidad de cambiar la percepción. Nos ha hecho caer en la cuenta de que todo de lo que disfrutamos y mejora nuestra calidad de vida es gracias a que somos personas interconectadas e interdependientes en una relación donde cada una aporta al conjunto de la sociedad un valor en sí mismo. El trabajo de todos, cada uno desde nuestro lugar como vecino, sanitaria, repartidora, panadero… nos enreda en un tejido de recursos que mejora la vida de todos. Cada gesto, cada mano tendida, es un paso que hace comunidad.