En Cáritas ponemos en marcha un protocolo para gestionar de manera eficaz la respuesta a la emergencia.
Estableciendo además una campaña para canalizar la solidaridad de la sociedad ante los cuantiosos daños causados por la emergencia y la cantidad de recursos que van a ser necesarios para las necesidades de las personas que sufren las consecuencias.
En las zonas afectadas, los esfuerzos se centran, sobre todo, en la coordinación de la ayuda y en la identificación en el terreno de las necesidades más urgentes, sobre todo de aquellas personas que se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad y que después se encuentran en una situación mucho más compleja.
También coordinamos la labor de las personas voluntarias en el territorio en las tareas que se consideren necesarias, así como, sobre todo, de acompañamiento. Para ello, se procura facilitar todo tipo de recursos: materiales y de primeras necesidades.