Noticia14/07/2021

Compromiso en el acompañamiento: la clave de los proyectos tras la covid

Càritas Diocesana de Terrassa organizó una mesa redonda de experiencias tras la pandemia para poner en valor el acompañamiento a la persones más vulnerables

El P. Llorenç Sagalés, delegado episcopal de pastoral social del Bisbat de Terrassa, inició el encuentro exponiendo y comentando la parábola del sandwich del Papa Francisco. Ésta diferencia el sentido entre colaborar y comprometerse. El Papa Francisco, menciona la acción positiva que significa colaborar, que se define como “dar sin darse cuenta”, pero remarca la necesidad de los católicos al compromiso, es decir, a “dar la vida para los demás”. El P. Llorenç complementó el sándwich del Papa Francisco, aportándole un ingrediente más: la alegría como motor de la vida. Enfatizando en la importancia de hacer las cosas con alegría y felicidad, tendencia que sigue la acción de Càritas, y no desde el sufrimiento y la negatividad que envuelven estos tiempos tan complicados.

Esta alegría se pudo sentir y experimentar a través de los cuatro proyectos que presentó Mercè Moras, responsable del Departamento de Voluntariado y Formación de Càritas Diocesana de Terrassa. Todos ellos tienen en común el acompañamiento a las personas, pero cada uno abarca un colectivo o perspectiva que los hace únicos.

De los cincuenta y tres municipios donde incide Càritas dentro del Vallès Oriental y Occidental, se mostraron proyectos de Cerdanyola, Ripollet, Terrassa y Mollet.

Podéis ver la mesa redonda de experiencias completa clicando aquí, o bien, visualizar y leer cada experiencia individual a continuación.

Cerdanyola

Ripollet

Terrassa

Mollet

Cerdanyola, un espacio en familia

“Acompañando a acompañar” es el lema de las Càritas Parroquiales Sant Martí de Cerdanyola, y de Sant Esteve de Ripollet. En Cerdanyola encontramos a Carme, Mª Ángeles, e Isabel, voluntarias de la parroquia que acompañan a las personas mayores de la ciudad. Para las tres, la participación en este proyecto les ha cambiado la concepción de “familia”. Coinciden en que Càritas y la parroquia son su vida, son su familia. “Gracias a verme a mí, mi marido ha empezado a colaborar tanto o más que yo en Càritas. Incluso nuestros hijos nos ayudan”, remarca Mª Ángeles. A ella, la participación la ha unido no sólo con los valores del acompañamiento a los demás, sino con su propia familia. Isabel comenta que aprovecha el día que hace de voluntaria para dejar de pensar en sus cosas y sus problemas, para estar por los demás, una forma de desconectar y coger fuerzas para seguir adelante. Finalmente, Carme ha trasladado la acción de Càritas y de la parroquia en su día a día. “A todas partes donde voy pienso en qué proyecto de Càritas se podría desarrollar para ayudar a los demás”. Tienen muy claro que “por muy mayor que seas y muchos dolores que tengas desde el amor se realiza todo”.

Debido a la Coivd-19, han aparecido nuevos voluntarios jóvenes que comenzaron llamando al teléfono a las personas mayores para que no se sintieran solas durante el confinamiento, y se han quedado formando parte de este proyecto, algo que les facilita a ellas el trabajo de acompañamiento a los más vulnerables.

Ripollet, vínculos de amistad
que se fortalecen con la pandemia

En Ripollet, Montserrat, Josep, Conxita y Paquita son voluntarios y al mismo tiempo usuarios del proyecto de gente mayor de Càritas Ripollet. Durante el confinamiento “nos tuvimos que quedar en casa, nos sentimos muy tristes y nos llamábamos todo el tiempo por cualquier cosa”, remarca Montserrat. Así nació el proyecto “acompañándonos a acompañar” que les fortaleció para hacerse compañía.

Por eso, después de la experiencia del confinamiento domiciliario, Josep lo tuvo muy claro “antes de encontrarte solo siempre hay que buscar algo que te haga mover para no caer en la depresión”. Y por eso extendieron más su vínculo, encontrándose para merendar los viernes juntos, acompañandose a las horas de caminar, llamando a los que estaban enfermos, etc. Este grupo de amigas son el claro ejemplo de lo que expresa Conxita “el voluntariado sirve para hacer cosas por los demás, pero también para que el día que tú lo necesites los otros lo hagan por ti”.

Terrassa, darse al otro empodera a un mismo

Càritas Arciprestal de Terrassa, ha organizado un Grupo de Ayuda Mutua basado en la diversidad de edad, género, procedencia, idioma, etc. con el objetivo de asegurar que todo el mundo estuviera bien. Tener un espacio donde recibir y dar apoyo constante “ayuda a superar las situaciones que estamos viviendo muy similares por muy diferentes que seamos”, como explica Sandra, una de las usuarias. Este programa no sólo está ayudando a las usuarias, sino también a los voluntarios: “soy voluntario, estoy aquí para ayudar y que me ayuden. Saco la parte positiva de la vivencia de cada uno”, enfatiza Jordi. En sus encuentros de los jueves por la mañana, no sólo hablan de ellos sino también organizan excursiones, practican catalán, comparten información de cursos… Como describe Fadua, “este grupo da esperanza y alegría a las personas”.

Mollet, participar e implicarse
en la ayuda que un mismo necesita

El Comedor Social de la Càritas Parroquial de Sant Vicenç de Mollet lleva más de diez años en funcionamiento. Desde un inicio los voluntarios tuvieron clara una cosa: “no queremos que vengan aquí y que sólo coman. También queremos acompañarlos”. Por ello, este comedor se ha convertido en una referencia en Mollet y por sus usuarios, ya que no sólo trabajan en el acompañamiento de las personas vulnerables, sino que también trabajan por la dignificación de las personas. El comedor también dispone de ducha y lavadora, y tal como explica una de las voluntarias que participa desde los inicios del proyecto “esto lo lleva uno de los mismos participantes que se ha convertido en voluntario”. También organizan excursiones, talleres con ordenadores, y les ayudan con los papeles para poder conseguir una vida digna aquí. Los voluntarios del comedor como Francisco siempre han tenido muy claro que “las personas necesitaban un objetivo de vida para seguir adelante”. Por ello, el confinamiento fue muy duro, sobre todo para los usuarios que vivían solos, y los voluntarios intentaron acercarse a charlar con ellos una vez se pudo empezar salir de casa.

Gracias a la labor de acompañamiento, apoyo y dignificación de los voluntarios durante estos diez años, en pleno confinamiento que los voluntarios no tenían las herramientas para ayudar a todo el mundo, fueron los propios usuarios los que asumieron tareas y se transformaron también en voluntarios. Como es el caso de Jaume, antiguo usuario del comedor: “mi vida ha tenido un cambio muy bonito y enriquecedor, y ahora vengo aquí, pero como voluntario”.